viernes, 12 de diciembre de 2008

Los aportes judíos para el mundo andino: Recordando a Nathan Wacthel

Carlos Choque Mariño


Una de las principales preocupaciones de los historiadores y antropólogos como Nathan Wachtel y John Murra fue aportar para la compresión del la historia del mundo andino, el cual sin duda, tubo ciertas semejanzas con la judia en relación a los procesos que se desarrollaron en España y luego en las llamadas Indias Occidentales durante los primeros siglos de presencia español, las cuales se muestran al algunas obras como la “versión de los vencidos”, “el mundo andino” o los “vencidos de los vencidos”, que hoy son textos clásicos que nos entregan enfoques muy interesantes para la comprensión de esta región de los Andes.

Nathan Wacthel al construir un relato sobre la “historia subterránea” de América, la de los sometidos, los excluidos, los marginados. A esta cuestión se dedicó en sus estudios sobre las sociedades andinas, que son los más conocidos en nuestro país. En el ya clásico La visión de los vencidos ocupó de dar cuenta de los cambios estructurales que sufrieron estas sociedades tras la conquista española. Con la misma idea, en El regreso de los antepasados, indagó acerca de la construcción de la identidad de los chipayas en la actualidad, resultado de un largo proceso de transformación iniciado tras la conquista aymara y continuado en el período colonial.

En esta oportunidad, el objeto de estudio es un grupo también sometido y marginal, pero inserto en el sector dominante de la Iberoamérica colonial: los marranos. Por marranismo el autor comprende un tipo de religiosidad que incluye una serie de prácticas y creencias muy variadas, en un arco que abarca desde el criptojudaísmo propiamente dicho hasta expresiones ritualessincréticas que no distinguen entre los dogmas del cristianismo y del judaísmo.

Pero, a pesar de esta gran diversidad se puede identificar una unidad, un “núcleo” que se repite y caracteriza lo marrano: el ocultamiento de una creencia y la apariencia externa de otra, actitud que se transmite de generación en generación a pesar de la persecución inquisitorial. Así, para definir la identidad marrana, no importa tanto qué conocimiento específico se transmite, sino más bien, el ejercicio de la memoria colectiva, del recuerdo de los ancestros.


La fe del recuerdo se estructura en torno a ocho capítulos dedicados cada uno de ellos a un episodio particular en base a los documentos inquisitoriales que se conservan en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, el Archivo General de la Nación de México y el Arquivo Nacional da Torre do Tombo (Lisboa). Las reflexiones del autor sobre el marranismo en el período colonial se despliegan en la introducción y la conclusión. A continuación se nos ofrecen los primeros análisis sobre una investigación “de terreno” preliminar realizada en los años 2000 y 2001 sobre un grupo de "marranos" residentes en el nordeste de Brasil en la actualidad. El libro finaliza con tres poemas escritos por uno de ellos.

Esta edición del Fondo de Cultura Económica cuenta, al igual que la francesa, con un glosario, una detallada bibliografía y tres índices (de nombres, lugares y temas) que facilitan la lectura inicial y la consulta posterior. La problemática marrana permite diversos abordajes. En primer lugar, se trata de una cuestión religiosa, pero también puede ser estudiada desde sus aspectos sociales y económicos (teniendo en cuenta el alcance planetario de las redes comerciales novo-cristianas y la amplitud del espectro social de los reos) e incluso desde una dimensión intelectual. La dispersión geográfica de las redes de sociabilidad marranas (desde México hasta Buenos Aires y desde Portugal al Imperio Otomano), la alta movilidad de los sujetos y la larga perdurabilidad del fenómeno en algunas regiones complican el panorama a tal punto que amerita un estudio global.


Ante la dificultad de semejante tarea, y la naturaleza fragmentaria de las fuentes inquisitoriales, que nos relatan la historia de un individuo en un momento particular de su vida, el autor se avoca a la tarea de trazar una “galería de retratos”. Cada uno de los capítulos está construido en torno a uno o dos sujetos que actúan como ego de una red de múltiples relaciones: personales, parentales, comerciales y clientelares. Wachtel intenta no sólo construir un relato histórico, sino también de darle voz, cuando es necesario, a los reclamos de las víctimas de las causas inquisitoriales. Es por eso que en algunas oportunidades, presenta las conversaciones en las cárceles del Santo Oficio en forma de diálogo, no como recurso sentimentalista sino con la intención de devolverle la palabra a los vencidos. Uno de los grandes méritos del autor es el de construir un relato apasionante con un tema tan dramático como el de la persecución inquisitorial, que incluye el encierro, la tortura y la hoguera pero evitando caer en un discurso apologético.

Al mismo tiempo que despliega la historia de vida de cada uno de estos diez personajes, Wachtel analiza las prácticas cultuales que se describen en las confesiones y las creencias que se desprenden de las mismas. Por medio de la reducción de la escala de observación, logra construir un relato detallado y minucioso del sujeto, de su entorno, de su recorrido, de sus estrategias, de sus aspiraciones… Pero el propósito no es el de dar cuenta de una serie de biografías, sino que “más allá de la idiosincrasia de cada uno, representan mucho más que a ellos mismos y, cada cual a su manera, expresan algo del colectivo del cual no pueden abstraerse.”


Es por este motivo que la elección de los casos, no obedece únicamente a la riqueza cualitativa de los documentos, sino que a través de cada uno podemos construir un relato de conjunto, si bien, no global, sí representativo de algunos de los sectores de la Iberoamérica colonial, tanto en su dimensión espacial, como temporal, y sobre todo, social

Las trayectorias de los mismos protagonistas nos trasladan por distintos espacios de las colonias. Por ejemplo, el caso de Juan Vicente se inicia en la ciudad de Évora en Portugal, para seguir un itinerario que lo llevará, entre otras ciudades, por Bahía, Buenos Aires, Córdoba, Santiago del Estero, Potosí, Cuzco, Lima y acabar en Cartagena. Si bien el recorrido de Juan Vicente, es particularmente agitado, una constante que aparece en todos los casos es la intensa movilidad de los sujetos, en algunos casos, escapando a las redes del Santo Oficio, pero también muy habitualmente por negocios. También el abanico social que nos ofrece es muy amplio, ya que contamos tanto con la semblanza de ricos comerciantes transatlánticos, dedicados a la trata esclavista, como de humildes mercachifles, e incluso de un médico. Además, el autor enfatiza especialmente el rol de las mujeres en el seno de la familia marrana, donde suelen cumplir el rol principal a la hora de transmitir los recuerdos y las tradiciones, a su vez heredadas, a las nuevas generaciones.


Lo mismo sucede con respecto al arco temporal, donde un paneo rápido sobre los capítulos, da cuenta de los momentos de mayor represión inquisitorial en Iberoamérica. El primero de los casos, el de Juan Vicente, se inicia a fines del siglo XVI, pero la mayoría transcurren en las décadas de 1630 y 1640, momento coincidente con un aumento de la persecución inquisitorial en Lima y México (que es donde tuvieron lugar los procesos) y con el comienzo del predominio holandés en el tráfico contrabandista. Como una excepcionalidad se nos presenta el proceso contra Fernando Medina en México en 1691. Los dos últimos capítulos nos trasladan al Brasil de principios del siglo XVIII, cuando la acción del Santo Oficio es tan considerable como lo fue en la América española entre 1630 y 1640. Como ya dijimos, la obra finaliza con un epílogo sobre un grupo de familias del Nordeste brasilero en la actualidad, que conservan

Una serie de tradiciones familiares que practican, sorprendentemente, en secreto. Además de las mismas restricciones alimenticias que observaban los marranos coloniales, del descanso del sábado, de los ayunos y de encender una vela los viernes al atardecer, coinciden también en los matrimonios endogámicos y en atesorar tradiciones y recuerdos familiares, a pesar de que, en muchos casos no se conozca su significado ni su origen. Retomamos lo dicho anteriormente: lo específicamente marrano es el recuerdo de los ancestros y sus tradiciones, a pesar de que el olvido, en muchos casos, se haya llevado consigo el significado religioso de esas tradiciones.

Así, a pesar de estar el libro construido a partir de los relatos de la historia de diversos sujetos, encontramos, a nuestro entender, una intención de presentar un panorama general de la cuestión marrana. El énfasis no está sólo sobre los sujetos, sino también sobre las relaciones, los recorridos y trayectorias que los une entre sí en algunas oportunidades y los separa en otras, construyendo lo que Wachtel llama "laberintos marranos", las redes que se constituyen entre los sujetos.


En la opinión de Wachtel, el estudio del marranismo debería incluirse en los estudios sobre la emergencia de la modernidad en Occidente, ya que por un lado, son responsables de innovaciones económicas, como la creación de redes comerciales de escala mundial. Pero sobre todo, porque al ser educado el sujeto en ambas religiones, en muchas oportunidades, se genera una tensión interna que deriva en un relativismo religioso y tolerancia, como es el caso del matrimonio de Francisco Botello (cristiano nuevo) y María de Zárate (cristiana vieja), permaneciendo ambos fieles a sus tradiciones religiosas.Lo que quedaría por dilucidar, es cómo un fenómeno de carácter completamente individual, que se produce en la conciencia de un sujeto específico como es la tolerancia religiosa, lograría luego transmitirse a gran parte de la sociedad occidental. ¿A través de obras literarias? ¿O se trata de un fenómeno que se origina en múltiples espacios, siendo uno de ellos el sujeto marrano?

La fe del recuerdo permite múltiples lecturas. Es un retrato de la sociedad colonial americana, pero también un relato sobre la intolerancia religiosa, una historia de la construcción de una identidad colectiva, un testimonio de la persecución y la resistencia, una reconstrucción de la memoria de los vencidos. Una narración que trae al recuerdo del lector la historia de otras persecuciones y en este caso, especialmente el Holocausto, ya que Wachtel dedica el libro a sus familiares víctimas del régimen nazi. Quizás la mayor virtud de este trabajo sea el de hacer explícita la ineludible subjetividad al momento de elegir un objeto para luego acercarse concientemente al estudio del pasado. El resultado: una imagen aguda y reflexiva de un pasado desgarrador.

martes, 11 de noviembre de 2008

PACHACUTEC
Arturo Gomez
Licenciado en Educación por la UNMSM.
Profesor de Historia del Perú



Pachacútec fue hijo del Inca Wiracocha y de la Coya Mama Runtu quienes lo llamaron Cusi Yupanqui. Desde muy joven mostró aptitudes para el gobierno y las conquistas, sin embargo fue relegado injustamente en beneficio de Urco, un príncipe sin méritos suficientes.

Cuando los chancas invadieron el Cusco en 1438, Wiracocha y Urco huyeron vergonzosamente, entonces Cusi Yupanqui asumió el liderazgo para la defensa de la ciudad. Apoyado por los generales Vicaquirao y Apo Maita organizó la resistencia. Los atacantes llegaban liderados por Astoy Huaraca y Tumay Huaraca, tenían fama de invencibles y contaban con el apoyo de los ayarmacas . Los cusqueños apoyados por los canas y por los míticos pururaucas lograron contenerlos con sangrientos choques en la mismas puertas de la ciudad. Entusiasmados por el arrojo de Cusi Yupanqui miles de hombres y mujeres entraron regresaron para combatir e hicieron retroceder a los invasores. La batalla final se dio cerca al río Apurimac, en la llanura de Ichupampa. Los Incas vencieron categóricamente cuando Cusi Yupanqui logró decapitar a rey Astoy Huaraca. Miles de chancas y cusqueños murieron en aquel campo que en adelente fue nombrado Yahuarpampa, llanura de sangre.

Después de invadir el país de los Chancas, Cusi Yupanqui regresó al Cusco con muchos prisioneros, un rico botín y lleno de gloria. Fue aclamado encumbrado como nuevo Sapan Inca con el nombre de Pachacutec, el Transformador de la Tierra. Urco se sublevó reclamando el poder pero fue derrotado por Pachacútec en la Batalla de Paca (río Tambo) y arrojado a un barranco. El viejo Wiracocha, resignado, pidió perdón al vencedor y lo reconoció como el nuevo soberano.

Pachacútec fue el fundador del Imperio de los Incas. Después de someter a los chancas emprendió varias campañas para conquistar y anexar reinos y señoríos que poseían fértiles tierras de cultívo y pobladores capaces de tributar fuerza de trabajo para los cusqueños. Emprendió la tarea de someter a sus fuertes vecinos, los ayarmacas; lo consiguió logrando vencer y capturar a su rey Tocay Capac. Luego derrotó a los tambos de Urubamba avanzando hacia las tierras de Piccho, Vitcos y Vilcabamba donde mandó construir algunas llaqtas de defensa y refugio para casos de emergencia. Obedeciendo su vocación expansionista anexó a los Soras y Lucanas de Ayacucho y envió a su hermano Capac Yupanqui a la conquista de los Chincha, Huarco, Ishma, Yauyos, Huancas, Taramas, Pumpus, Conchucos y Cuismancus. Mientras tanto él sometió a los collas del Lago Titicaca para luego dirigirse a Condesuyos donde conquistó todos lo señoríos de Arequipa. Envió a su hijo Amaru Yupanqui a la conquista de los charcas y más tarde a Túpac Yupanqui a los reinos Yarowilca y Chimú. Todas estas campañas fueron duras pero victoriosas para los incas que se convirtieron en los nuevos amos del mundo andino.

El Transformador del Mundo, Pachacútec, también tuvo una gran labor administrativa. El nuevo papel de los incas en el espacio andino generó nuevas necesidades y tareas que fueron afrontadas con eficacia. El Sapan Inca emprendió la reconstrucción del Cusco; un nuevo plano, cuyo contornos forman un puma sagrado, sirvió de base para el engrandecimiento de la llaqta, empleando miles de mitayos (trabajadores por turnos) provenientes de las naciones sometidas, principalmente aymaras, expertos en construcciones petreas. Puso especial interés en la construcción del majestuoso Coricancha, templo dios Sol, donde antes estaba el viejo Inticancha. Para el dios Wiracocha edificó el Quishuarcancha y para Illapa, Sacsayhuamán. También mandó construir el acllahuasi (casa de las escogidas), el poquencancha (museo histórico) y el Sancayhuasi (prisión) y fuera del Cusco ordenó la construcción de llaqtas (centros administrativos) al servicio del Imperio como Ollantaytambo, Machupicchu, Vilcashuamán, Huaytará, Tambo Colorado y Huánucopampa.Se le atribuye la implantación del sistema de mitmak o mitimaes (pueblos trasladados) con fines de colonización de las zonas conquistadas. Estableció la confiscación de tierras “para el sol” y “para el inca”, mandó construir canales de regadío, andenes (terrazas agrícolas) y colcas (depósitos o despensas estatales) en todas las regiones del imperio. Conectó todas las llaqtas (ciudades) construyendo o ampliando el Capac Ñan ( red vial) y en sus tramos se edificaron tambos (aposentos) donde descansaban y se aprovisionaban los funcionarios o servidores imperiales. El servicio de chasquis (mensajeros) y el entrenamiento de quipucamayoc (contadores) contribuyeron a acelerar las comunicaciones y guardarlas con fines estatales. Asimismo, dividió el Imperio en cuatro suyos (regiones), y a estos en huamanis (provincias). Estableció una red de funcionarios leales al Sapan Inca: Suyuyuc Apu, para las regiones; Apunchic, para las provincias; Tucuy Ricoc, para supervigilar la labor de los curacas en sus ayllus o comunidades. Priorizó el culto al Sol y ordenó la edificación de muchos templos en su honor, asimismo aseguró tierras y mitayos (trabajadores por turnos) para el sostén de los tarpuntaes y vilcas (sacerdotes). Complementó su labor integradora al establecer el uso del Quechua o Runa Simi como lengua oficial del Tahuantinsuyo.

Estando viejo Pachacutec nombró como Hatun Auqui (príncipe sucesor) a Amaru Yupanqui, decisión que revocó para designar definitivamente a Túpac Yupanqui, por haber mostrado mejores dotes de conquistador y líder.

Este gobernante, que hizo honor a su nombre al renovar el mundo andino, murió bastante anciano, en 1471. Su mallqui (momia) fue cuidada y venerada por su poderosa Panaca llamada: Hatun Ayllu.

lunes, 7 de julio de 2008

LA CHILENIZACIÓN DE LOS AYMARAS EN LA LITERATURA: OTRO DIA SERÁ, MI QUERIDO HIJO

Carlos Choque Mariño
Profesor de Historia
Magister en
Educación Intercultural Bilingüe

Concluida la Guerra del Pacifico, la perdida de Tarapacá para el Perú y sometida a litigio las Provincias de Tacna y Arica, dará paso a la integración de estas capitales provinciales a la dinámica y al “dialéctica de la Dominación” (Smith:1982), que desarrollará el Estado chileno, iniciándose un periodo conocido como Chilenización sistemática de las Provincias del sur del Perú, la cual consistía en aplicar “Todo genero de medidas tendientes a hacer perder en ellos [ciudadanos] el carácter de peruanos, desvinculándolos en todo de su patria, el Perú, e infundiéndole el sello característico de la nacionalidad chilena”( M. Federico Ríos .Tacna, 1902). En este periodo, por lo tanto se reformulo la administración pública y genero una serie de obras públicas, sin embargo, esta política, se vio acompañada durante 1900 a 1929, de una hostilidad sistemática hacia los ciudadanos peruanos, que se incrementara en la medida que avanzaran los preparativos para resolver el litigio por las provincias, de igual forma se ataco y persiguió de manera sistemática toda forma de expresión de identidad cultural que tuviera resabios de legado del Perú, el indígena era simplemente peruano. El cierre de colegios y periódicos peruanos, la expulsión del clero peruano (Berroa: 1926), la ley de colonización (Palacios:1973) y la conscripción militar a los habitantes del territorio, la expulsión de los ciudadanos al Perú (Tuleda: 1994) y la deportación de un número aun indeterminado de hombres de las comunidades indígenas y valles cercanos con derecho a voto a las oficinas salitreras, las prisiones, cuarteles militares y barcos de la armada a lo largo de Chile, de igual manera no se puede precisar con exactitud en numero de muertos y detenidos – desaparecidos en la sierra de Arica. Chile obtendrá la soberanía sobre Arica y sus extensos territorios rurales en 1929, por lo cual la población indígena debió de adaptarse y aceptar de su nueva realidad e identidad nacional. En este marco las comunidades aymaras de la sierra de Arica, pudieron reproducir y a la vez reescribir su memoria social con la finalidad lograr la aceptación nacional, pues en el imaginario y en el colectivo de la población chilena, era los que se opusieron a la integración de la zona en litigio al territorio chileno, además, de ser vistos con los perjuicios raciales y culturales que imperaban en la sociedad chilena. Es en este marco que considero este breve novela histórica de Alex Mendoza, el fiel reflejo de la destrucción de la identidad y cultura aymara expresada de manera tan diversas en el colesuyo (región occidental del collasuyo). Es importante tener en cuenta que Ayro era un ayllú, ubicado a unos 5 km. del actual pueblo de Chislluma y perteneciente a una parcialidad de Tacora, en la comuna de General Lagos. El pueblo de Ayro, en la actulidad esta abandonado, se caracteriza por la rica arquitectura trapezoidal de su iglesia.



OTRO DIA SERÁ, MI QUERIDO HIJO


(La antigua tradición del Corte de Pelo)
Alex Mendoza Rodríguez




Son las 5 de la mañana, ya es un nuevo día y el Sol comienza a aparecer por el horizonte andino, abrigando el despertar de los hombres y mujeres del altiplano y, por supuesto, de bella Creación generada por el Divino Hacedor de Todas las Cosas.

Este es un día especial para lo habitantes del Airo, un pequeño pueblo que permanece enclavado entre las majestuosas montanas de los Andes como un hijo que busca el regazo de su madre para cobijarse de las inclemencias del tiempo y de la altura.

Para estos esforzados habitantes andinos, el día les traía una nueva oportunidad de sumar a un valiente joven a la necesidad del pueblo, siempre y cuando pasara la prueba a la que todos en algún instante fueron sometidos y por la que tendrían que pasar los Llokallas (niños), en su debido momento.

Sin duda, era para Wilka Kuti (Renacer del Sol), y para su familia, el día más esperado por que él era quien debería pasar la prueba para convertirse en Chacha (Hombre) y traer con esto honra para los de su casa y para su Marka (Pueblo).

- ¡Ya tienes quince años, mi querido hijo! Le dice su padre al joven Wilka Kuti, y continúa: ¡tú pelo ha crecido junto a tus años y hoy esta tan largo, como larga será tu vida!.
- ¡Así es, padre mio! – respondió el joven muchacho, a la vez que preguntaba: ¿Qué debo hacer para pasar semejante prueba?.

El Hombre respondió:

- Cada Chacha de nuestro Pueblo vendrá hasta nuestra UTA(casa) y te cortará un poco de tu pelo, hasta que pasen todos. Durante esta noche, tú debes permanecer de pie y no te puedes quedar dormido. Sólo si lo logras, pasaras a ser un hombre para nuestra Marka y recibiras muchos presentes para que formes tu hogar junto a la mujer que tú escojas como esposa.

- ¿Pero cómo podré pasar la noche despierto sin que me duerma, padre?, ¡tengo temor de no poder contener el sueño! – respondió algo nervioso el joven, y su padre le contestó con una firme, pero afectuosa voz paternal:

- ¡Yo estaré junto a ti, hijo mio; así como mi padre me acompañó, yo lo haré contigo y te ayudaré a que consigas el objetivo!, no temas, eres joven y yo te preparé para esto, así como cuidé de tu pelo para que estuviera largo y fuerte para este momento!.

Wilka miró a su padre y lanzando un respiro de alivio miró hacia el cielo, como buscando al Tata Inti(Dios Padre Sol), a la vez que le exclamaba: ¡Gracias, tatita lindu! ¡Al fin seré parte de la sociedad de mi Pueblo!, ¡ya me podré casar con mi bella Nayra Paxi! Junto a su padre y ante la atenta, pero tierna, mirada de su madre, el joven inició la ceremonia para solicitar permiso y bendiciones a la Pachamama, para cumplir con lo que debía realizar esa noche como prueba de su madurez.

En eso estaba, junto a su padre y su familia cuando a lo lejos se oyó el sonido del pututu, que indicaba que alguien se acercaba al Pueblo. Una gran caravana de mulas avanzaba con paso lento, evidenciado el cansancio propio de aquellos que se internan a la Puna, sin prepararse para ello y que experimentan el pago de tal osadía.

- ¿Quiénes serán aquellas personas? – preguntó el Jilakata del Pueblo (el jefe de todas las familias).

- No lo sé, ¡pero nada bueno presiento reste día! – respondió el Yatiri, con una voz algo débil y entrecortada.

- ¡Mira sus ropas!, ¡son todas iguales! – le manifestaba la joven princesa Nayra Paxi, a su amiga Qenalla.

- ¡Síii! – respondió ella, algo alegre por lo que veía y continuó:

- Parecen soldados de aquellos que viven en el bajo, allá donde está el mar.

Juguetona, Qenalla sonreía mientras miraba a la distancia como queriendo identificar a los que venían. Su amiga la miraba moviendo la cabeza de lado a lado, como señal de reprobación, pero con ternura, porque entendía que la muchacha se comportaba así porque era sólo una niña, mientras ella se aprestaba a ser entregada en matrimonio a su joven prometido Wilka Kuti.

Una vez llegada la caravana al pueblo, un hombre alto, de uniforme de un color azul, montado sobre un gran corcel blanco, que venía a la cabeza del grupo, se acercó a la muchedumbre que lo rodeaba y con voz autoritaria preguntó:

- ¿Quién de ustedes manda aquí y como se llama este pueblo!.

El Jilakata avanzó unos pasos al frente y respondió firme pero muy suave…

- ¡Soy yo, mi nombre es Mallku Cunturi (Señor Cóndor) y soy el Jilakata de Ayro que es nuestro pueblo!, ¿Y quienes son ustedes, señores? - exclamó con voz de interrogación, mientras el hombre blanco respondió siempre con mucha arrogancia…

- ¿Yo soy el comandante Irigoyen y represento al nuevo Gobierno de Chile, dueño de estas Tierras!, - luego prosiguió:

- ¡A partir de Ahora, ustedes son parte de este Gobierno y esta es su bandera! ¡Cabo, proceda a izar el emblema patrio en ese pedestal!.

Una vez que el cabo cumplió con lo ordenado, el comandante manifestó:

- ¡Desde hoy, ustedes aprenderán a vivir como nosotros; comerán como nosotros y hablaran como nosotros y conocerán de nuestra Historia, para eso les traigo a una profesora que se quedará en este pueblo y les enseñará a todos los niños y jóvenes! ¡Ah, y desde ahora quedarán suspendida las fiestas que ustedes realizaban! ¡Esto, hasta nuevo aviso! Luego miró al Jilakata y con un tono desafiante y directo le dijo:

-¡Espero que nos entendamos, señor Mallku y que usted le brinde todo el apoyo a la profesora! Y girando a su corcel con un gesto con su mano mando a sus hombres a que retiraran del pueblo, dejando en éste, a la profesora.

La dama era una señora colorada, algo regordeta, de largo vestido de color gris, un poco hinchada por la altura, lo que le daba un parecido a una manzana brillosa, de estas hablaba con una voz cantada y muy aguda.

- ¡ahí haremos la escuela! – le dijo al Jilakata, a la vez que le señalaba una gran casa de piedra y barro, la cual servia como lugar de reunión de los ancianos y principales del pueblo. Y con un gesto autoritario, continuó: ¡y en ella debemos poner los muebles que he traído de la capital!, mientras, agarraba sus cosas y caminaba presurosa en dirección a la vivienda. Mientras el joven Wilka Kuti miraba a su padre, el Jilakata, al Yatiri y todos los del pueblo quienes tenían una mirada de interrogación y de resignación, al parecer debido a la costumbre de que cada cierto tiempo llegaban hombres diferentes imponiendo nuevos modelos y nuevas autoridades.

Así llegó la noche y debido a la orden del comandante y a que con ellos se encontraba la profesora, la ceremonia de corte de pelo de Wilka se suspendió y éste quedó muy triste. Su padre le consoló diciéndole en voz baja: ¡Tranquilo, hijo mío, como está acordado, así se debe hacer y otro día será en que podamos hacer tu ceremonia, aunque sea escondidos con nuestros hermanos!

Ese día, el cual debía ser el más especial para todos los habitantes de Ayro, termino como un día de funeral. En la mente de cada hombre y mujer giraba la idea de que una nueva ley venía a gobernarlos y cómo una vez más deberían hacer algo en secreto para mantener vivas sus costumbres, su cultura y su independencia. Pero no contaban ellos con que la ley impuesta esta vez, venía para quedarse y no irse jamás.

Con esa idea se fueron a descansar, mientras el joven Wilka Kuti pensaba, con mucha pena, lo desdichado que era, por que no pudo concretar esa noche su sueño de ser un valiente hombre de su sociedad, cumpliendo con el rito de sus ancestros.

A la mañana siguiente, todos se levantaron muy temprano con la intención de realizar sus labores y conversar sobre lo sucedido el día anterior, pero querían hacerlo muy lejos, en los bofedales, donde la profesora no pudiera oírlos, por que tempranamente el temor se había apoderado de ellos, quizás motivados por experiencias pasadas.

No obstante, la profesora también inicio sus actividades muy temprano y con su característico timbre de voz, el cual simulaba el graznar de una Guallata, llamaba a las clases a los niños y jóvenes del pueblo. Cuando éstos se presentaron ante ella, su cara dibujó un claro sentido de exclamación al ver a muchos jovencitos con su pelo largo y mayor impresión le causó el joven Wilka Kuti, por que su pelo era más extenso de todos y éste lo tenía suelto y libre, como libre está el viento para los aymaras.

La maestra, indignada por tal situación, se dirigió al joven y haciendo una seña con su dedo índice le dijo:

- ¡a ti te digo!, ¡que si mañana no vienes con el pelo corto, yo misma te lo cortaré como lo usan los verdaderos hombres!

El joven Wilka Kuti, muy nervioso por la amenaza recién recibida, salió presuroso de la sala de clases, en busca de su padre para contarle lo sucedido. Cuando lo divisó en los bofedales, lanzó un grito de alerta para llamarlo y con un angustioso ¡Tatay!, lo llamó esperando que éste a tan sonoro llamado acudiera raudo y en eso no se equivocó. Su padre una vez a su lado le preguntó:

- ¿Qué sucede hijo, por qué traes esa cara? Y Wilka le contestó con una voz algo entrecortada: ¡Tatay, esa a la que le dicen la profesora, me dijo que si mañana no voy con el pelo corto, ella misma me lo cortará, Tata!, ¡y cómo paso la ceremonia si no tengo mi pelo largo como todos los guerreros de mi pueblo!

- ¡Qué, de donde saca esas cosas esa profesora, quién le dio autoridad para eso!, exclamó su padre, mientras tomaba a su hijo y ambos iban en busca del Jilakata para contarle lo sucedido.

Una vez enterado, Mallku Cunturi buscó a la maestra y con un amable tono le manifestó:

- ¡Mire usted, señora maestra!, nuestro pueblo ha vivido por miles de años con esta costumbre de hacer hombres de nuestra sociedad, a través de esta ceremonia del corte de pelo en los jóvenes de 15 años y si usted le corta el pelo a Wilka Kuti, le estará arrebatando el derecho que él tiene de convertirse en un hombre responsable y tomar una esposa para sí.

Entonces la maestra le contesto: - ¡Qué! Ustedes están locos y yo no soportare esas costumbres de los indios, ¡Ahora deben vivir como civilizados y a los niños les cortare el pelo, como Dios manda! Y Mallku respondió:

- ¡Si usted hace eso, deberá atenerse a las consecuencias…!

La maestra al día siguiente esperó al joven Wilka Kuti y con una tijera muy vieja se dejo caer sobre el muchacho y le cortó su radiante pelo. Una vez consumada la acción, la profesora dejó irse al joven muchacho y éste humillado por la afrenta salió corriendo por le pueblo en busca de soledad para llorar su amargura.

Los hombres del pueblo, indignados, buscaron a la profesora para cobrar la afrenta. Entre todos la llevaron hasta una pirca donde con latigazos castigaron su tremenda y cruel osadía.

En tanto Wilka, desolado, lloraba con amargura, mientras meditaba en la desdicha que vivía, ya no podría pasar por tal prueba y, más aún, no podría casarse con su dulce princesa. Él no entendía de nuevos procesos de los Estados emergentes. Menos aún sabía de las políticas de éstos, pero sí pensaba que por culpa de esas medidas, su vida sufría un retroceso importante, a tal punto que el futuro para él era casi, en ese momento, un imposible. Así que era mejor partir de esa vida y morir con honor, para que su nombre fuera recordado en el futuro con admiración y no vivir con la humillación.

Nunca más se supo de este joven guerrero, la profesora decidió partir y por ningún motivo intentó retornar a las alturas, mientras en Ayro se iniciaba una nueva vida, en donde la lengua materna, las costumbres, los valores y principios andinos quedarían guardados en un baúl, muy bien cuidados por los mayores, para sacarlos cuando el tiempo y los hombres de abajo dieran una nueva oportunidad.

Nota del autor: Esta es una adaptación de diferentes narraciones de los antiguos aymaras, entre otros, quienes cuentan sobre los acontecimientos del proceso llamado Chilenización y sobre la prohibición de practicar sus culturas y su lengua, el cual se llevó a efecto en todo el terreno nortino, a partir del año 1929.



miércoles, 18 de junio de 2008




Machaq Mara 5516: el Retorno de Willka Tata.

Carlos Choque Mariño profesor de Historia
Magister en EIB





Oh Sol! Que estás en paz y salvo, alumbra a estas personas que apacientas; No estén enfermas, guárdalas sanas y salvas”. “Willka Tata, Que este año haya buena cosecha, que no haya hambre”. ( Guamán Poma de Ayala 1615)

En los próximos días las organizaciones y comunidades aymaras festejaran el “Machaq Mara”, dando así el inicio a un nuevo año en el Calendario Aymara. Estas celebraciones también se realizarán de manera masiva en el Perú (Inti Raymi) y en Bolivia. Las actividades en Arica, se desarrollaran en el Cerro Cantaq Collo (Costado Cerro Chuño) y Cerro Pacharcollo (Cerro Sagrado); en Putre la actividad se centrará en el Cerro Calvario de la misma localidad y en Parinacota en las ruinas de un antiguo Pukara, en Camarones centrará sus celebraciones en el poblado de Codpa y General Lagos en la localidad de Visviri.

La medición del tiempo para los aymaras se logra mediante la observación de la Luna y el Sol, cuyos movimientos son registrados en un calendario Lunar (13 meses) y otro Solar (12 meses), que a pesar de tener un número de días y meses distintos, estos son coordinador mediante un calendario intercalado con lo cual ambos sistema de medición funcionan en perfecta armonía.
El Machaq Mara esta íntimamente ligada a la observación de los cuerpos celestes, planetas y constelaciones, durante mucho tiempo se ha tenido la percepción y certeza que los inkas fueron el primer pueblo en observar los cielos y ciertamente no los únicos en rendirle culto al Sol. Los relatos históricos nos muestran que él interés andino por la astronomía tiene una base agraria que antecede a la existencia del Imperio Inka o “Tawantinsuyu”. Si bien, la base del culto solar estuvo asociada a los ciclos agrícolas, este fue evolucionado hasta convertirse en un elemento central de la religión y la política del Imperio Tiwanaku y más tarde del Tawantinsuyu, trayendo consigo una evolución notable en la preparación y especialización de los astrónomos Aymaras y Quechuas. El Historiador Brian Bauer (2003), autor del libro Astronomy and Empire in the Ancient Andes, nos entrega sólidos argumentos científicos que dan cuenta de esta especialización, y nos dice: “existían grandes y complejas celebraciones rituales en y alrededor de la capital imperial, que incluían la observación pública del Sol (…) para lo cual tenían especialistas, quienes supervisaban la programación y llevaban a cabo los aspectos técnicos y ceremoniales de las observaciones astronómicas”. Mas información de este tema es posible obtenerla en reporte coetáneos de la conquista española y albores de la colonia en el: Manuscrito de Huarochiri (1608), la Carta Annua (1609) y Guamán Poma de Ayala (1615).

La astronomía en el estado Tiwanaku era practicada por especialistas localizados en los templos y pirámides de la ciudad de Tiwanaku, sin embargo, también había una observación de las estrellas practicada de manera más popular por los campesinos localizados en la costa, serranías y punas.

La observación del Sol y la Luna, se convirtieron en parte esencial de la vida social, religiosa y política. La gente común usaba el Calendario Lunar para organizar sus actividades durante el año, conjuntamente con unas cuantas observaciones esporádicas del Sol y las estrellas. Sin embargo, tanto en las ciudades de Tiwanaku y Cuzco, se daba mayor importancia a los rituales y los medios con los cuales eran programados. Y la habilidad de marcar y medir el año solar era esencial para las decisiones políticas y religiosas del Estado Aymara e Inka.

El Machaq Mara no sólo implica el poder determinar un período cronológico de tiempo, sino que posee una connotación religiosa profunda que hoy estamos redescubriendo. El mundo aymara se encuentra en la búsqueda permanente de comprensión de las leyes de la naturaleza y su armonía (Taypi), el cual logra definir tres conceptos esenciales para comprender el Machaq Mara:

a) Tinku, Encuentro en un espacio de coincidencia de polos opuestos que resuelven sus diferencias en la fiesta o en la lucha ritual.
b) Kuti, Resolución de las contradicciones mediante la alternancia en la misma medida.
c) Ch’ajwa, es la oposición no resuelta del enfrentamiento entre las contradicciones.



Esta conceptualización nos permite entender que el sentido del Machaq Mara es el enfrenamiento y la alternancia entre la luz y la oscuridad. Esta alternancia se inicia en Julio a Diciembre (predominio de la Luz) y de enero a junio (Predominio de la oscuridad), por tanto el “Machaq Mara, es la celebración de la época de la luz, el equilibrio y armonía del cosmos”. Durante el esplendor del Tawantinsuyu el Machaq Mara también, fue periodo de iniciación y ordenamiento de los guerreros que juraban proteger los designios y voluntad del Dios Sol.

La celebración del Machaq Mara e Inti Raymi, fue evolucionando hasta convertirse en una festividad de gran solemnidad y protocolo, donde las funciones centrales eran realizadas por sacerdotes y sacerdotisas. Tal era el grado de complejidad de esta fiesta que exigía a todos los súbditos del Tawantinsuyu participar de el en la capital cuzqueña:

“Entonces el Inca elevaba dos grandes vasos de oro llenos de chicha y, mientras invitaba al lnti, el que llevaba en la mano derecha. Compartía el otro con sus parientes, vertiendo pequeñas cantidades de chicha en sus propios vasos. Luego el soberano ordenaba que su ejército y sus súbditos prosiguieran con el homenaje, en el que participaban diversos pueblos, los cuales se adelantaban a ofrecer sus presentes y sus mejores danzas”

Gracilazo de la Vega agrega “Ese día, el soberano y sus parientes esperaban descalzos la salida del Sol en la plaza. Puestos en cuclillas ("que entres estos indios es tanto como ponerse de rodillas", aclara el cronista), con los brazos abiertos y dando besos al aire, recibían al astro rey”.

Durante la conquista española la festividad fue tolerada en sus primeros años, para luego ser declarada como un acto de herejía en 1543, es prohibida completamente en 1572 por el Virrey Toledo y severamente reprimida por el estado español. Cabe recordar que los vestigios del Machaq Mara e Inti Raymi serán severamente perseguidas por los “Extirpadores de Idolatrías” que destruirán el culto solar haciendo uso de métodos que incluían la tortura y martirio de lo profesantes de la religión andina. Es a partir de fines del siglo XVI que la festividad quedó sepultada en el olvido y prohibida, ya que la festividad tenía un profundo sentido religioso y político, lo cual era una grave amenaza al poder colonial. El Dios creador, padre, protector de la humanidad y fuente de la vida quedo entonces sumido en la oscuridad, siendo sus celebrantes exterminados o convertidos a la nueva religión.



Por tal razón no existe registro que dé cuenta del culto al Dios Sol de manera completa, si no más bien el Machaq Mara fue cristianizado y convertido en una festividad de agrícola y ganadera durante la colonia y practicado de manera clandestina. "El Machaq Mara, es el cierre del ciclo que permite encontrar la armonía cósmica en la naturaleza, la sociedad humana y el mundo celestial. Es también la purificación del alma y el espacio humano mediante las fuerzas cósmicas". En este momento de sacrifico ritual, nos dice T.A. Abercrombie [Be Indian, To Be Bolivian. In Indian and Nation State in Latin America], que la entrega de la llama en sacrificio ritual posee un significado relevante, pues “los andinos han considerado que las llamas gozan de una especie de vida social comparable con la humana. Guamán Poma ilustra en varios rituales en los que el emperador Incaico hablaba la "lengua de la llama", diciendo "yn, yn" cuando se preparaba para enviar mensajeros sacrifícales de las llamas al más allá (Guamán Poma: 1980:292). En algunos ritos se enviaban las llamas sacrifícales a sus suertes vestidas de camisetas tejidas de muchos colores, con aretes de oro colgando. Se alimentaba con hojas de Coca y Chicha y a sus pies se colocaba un Kero lleno de chicha de maíz, que al derramarlo con el píe participaba en la ofrenda libatorio”.

La festividad del Machaq Mara La festividad en tiempos prehispánicos comenzaba una semana antes con la realización de una serie de preparativos técnicos y religiosos a la cual debía concurrir la elite gobernante. Los preparativos poseían el siguiente ciclo y ceremonia:


1. La purificación del Alma:


a) Para alcanzar la purificación se debía tener un ayuno y abstención sexual de 3 días y noches (días 20,19 y 18 de junio), solo comiendo galletas de quinua y bebiendo agua. No se podía ingerir ni comer sal o ají.




b) No se podían tener relaciones sexuales en este lapso.

c) Peregrinación a las montañas sagradas.

d) Se debía practicar la meditación en las montañas sagradas.



2. Las ceremonias de víspera.




a) Concluida la jornada de meditación para alcanzar la paz y la armonía se debe realizar plegarias y ofrendas (mesas) a la madre tierra y los ancestros (Achachilas). En la meditación se debe masticar Coca mientras de Ora a la Pachamama y al Tata Inti.


b) Se debe observar y estudiar el movimiento de las estrellas (Pleyades y Cruz del sur) y el color y posición de la Madre Luna.

c) Durante la noche se prenden fogatas, se danza y escucha música en honor al Tata Inti y en espera al alba.

d) La entrega de las ofrendas “Wajt’a” (mesas rituales) en los cerros sagrados o en las apachetas (localización de las cruces). Estas mesas que son 4 en total deben contener: hojas de Coca, Untu (grasa de llama, se elaboran figuras), Mullu, K’oa (planta del altiplano que es aceitoso), figuras geométricas o animales plateadas o doradas, panes de oro y plata, dulces (pastillas), lanas de colores, copal(mineral), alcohol, vino, serpentinas y adicionalmente se acompaña de feto de llama o vicuña (los insumos son adquiribles en distintos puntos de la ciudad).

e) Preparación de comidas para el día de fiesta.

f) Los aumautas y Yatiris leen la hoja de Coca, preguntando por el futuro.


3. la ceremonia principal. La ceremonia tiene varios aspectos importantes, una el de la religiosidad y espiritualidad entendida como una conjunción con las fuerzas cósmicas, este aspecto abarca una preparación previa para recibir el nacimiento del Padre Sol y homenajear a la Pachamama.


a) La ceremonia se practica en los lugares altos(Lugares consagrados) donde se espera el Nacimiento del Tata Inti.


b) Es un acto de gran solemnidad donde se debe guardar absoluto silencio y estar de rodillas hasta que el Yatiri orden lo contrario.

c) A la salida del Sol, los Amautas y Yatiris hacen Mara T’aqa o agradecimiento al Willka(antiguo nombre del Sol) y a la Pachamama con el siguiente rezo:


“¡Oh Sol! Que estás en paz y salvo, alumbra a estas personas que apacientas; No estén enfermas, guárdalas sanas y salvas”(1). “Willka Tata, Que este año haya buena cosecha, que no haya hambre”.

d) Mientras se reza se debe estar de rodillas y en parejas (hombre y mujer) dirección del Sol. e) Luego se depositan las mesas rituales sobre el fuego, el cual es alimentado con alcohol labor que realiza el Yatiri.


f) Este el momento de mayor misticismo, la gente levanta las manos abiertas hacia el Padre Sol, para recibir la energía positiva y debe acoger con gran emoción la fuerza cósmica.


g) Es un momento donde las fuerzas negativas se debe espantar y las penas y preocupaciones liberadas.


h) Este hecho da inicio al nuevo año, que debe ser acompañado de música de zampoñas, bandas o tarkas.


i) Concluida esta parte se debe iniciar la comida ritual, que debe ser por preferencia la Watía (alimento consagrado).


j) En la jornada de la tarde se visita nuevamente las montañas sagradas. Los aymaras nunca han sido un pueblo de muchas palabras, pues han vivido su fe, han practicado su religión andina (Pj. Berg, 1989) y siguen haciéndolo, en la actualidad la reafirmación de su religión a traído consigo el rescate de uno de los elementos centrales de sus creencias y fe y como mencionara Don Fortunato Manzano, hace mucho tiempo el Machaq Mara estaba enterrado, hoy día no, porque así lo dijo el Inka.

Por ende el día de hoy el rescate de estas tradiciones y aspectos de la religiosidad andina constituyen parte esencial de la identidad aymara y no constituye una actividad folklórica o un mito contemporáneo como algunos creen, si no por el contrario esta en el colectivo de la gente de los Andes. El Machaq Mara e Inti Raymi, es el tiempo de encuentro y armonia cósmica que hoy vuelve con fuerza a millones de andinos a lo largo de América. Jallalla, Machaq Mara. ¡Que la luz del Padre Sol ilumine nuestros corazones y nos depare un futuro mejor y lleno de satisfacciones y buenaventura a nuestra Nueva región!

martes, 29 de abril de 2008



Las Cruces de Mayo: La Fiesta de la Cosecha.


Carlos Choque Mariño
Profesor de Historia
Magíster en EIB



En la primera semana de Mayo es una fecha importante para el pueblo Aymara, pues se celebra la “Fiesta de la Cruz de Mayo”. Esta celebración religiosa se realiza en los valles de Azapa, Lluta, Codpa, Camarones y en las diversas comunidades de las Comunas de Putre y General Lagos. En los valles la festividad no dura más de dos días y se realiza de manera familiar ó con los vecinos del sector agrícola donde se encuentra la “Cruz”, en cambio en las comunidades como Putre, Socoroma y algunas comunidades de la precordillera, la fiesta dura más de una semana y tiene como punto relevante procesión de las cruces, las actividades comunitarias y el retorno de las cruces a los cerros sagrado y apachetas, realizándose hermosas y coloridas procesiones acompañadas de música y danzas tradicionales. En el caso del altiplano, la fiesta durante muchos años no se realizaba en todas las comunidades, por que las comunidades habían adoptado la religión evangélica, sin embargo, la fiesta se continúo realizando principalmente en Visviri y hoy otras comunidades comienzan a recuperar esta fiesta tradicional. Lo característico de esta fiesta es el colorido y adornos de las Cruces, lo cual los alférez y pasantes realizan con mucho esmero y cariño pues la “Cruz” es celosa y severa cuando la actividad se realiza de mala manera. Es una fiesta de fe, rencuentro familiar y aparición de un espíritu comunitario que en la actualidad solo aparece en las fiestas rituales, siendo que hace 40 años era una actitud permanente en cada comunidad.

Al vencer los españoles y sus aliados a los Ejércitos Quechuas y Aymaras, después de 14 años de sangrienta guerra que aniquilo los ejércitos andinos, continuaran una guerra de guerrillas de otros treinta años hasta la muerte del último Zapainka Tupac amaru I en el año 1572. “Las poderosas deidades andinas, antiguamente reverenciadas como fundamentos y guardianes de la civilización aymara, quedaban desahuciadas, con su autoridad deshonrada, sus tesoros dispersados y sus templos arrasados hasta los cimientos”(Nicholas Griffiths, 1998). Sobre estas ruinas del Tawantinsuyu, los españoles cambiaran las estructuras políticas, sociales, religiosas del mundo andino y llegará con ello el Cristianismo, agresivo e inflexible que buscaba la sumisión de los aymaras y el abandono de la religión andina. Consumada la destrucción física de los templos y el clero religioso, lo que siguió fue la destrucción psicológica de las comunidades aymaras.

La evangelización española fue por tanto, brutal y despiadada, sin embargo, no pudieron aniquilar el espacio sagrado aymara y la religión aymara quedaron subordinada y oculta. Los primeros curas doctrineros y españoles, tenían la convicción que las practicas religiosas a la Inti Tata, Chaskakoyllor, Illapa, Phaxsimama, Pachamama, Los Achachilas, Wari, entre otros no eran sino una manifestación del diablo. Es decir, a todo lo extraño para ello, lo satanizaron, por lo cual combatieron al diablo con fervor y fanatismo religioso. No se sabe con exactitud cuantos hombres, mujeres y niños murieron en esa conquista religiosa, pero sin duda fueron cientos de miles a lo largo del mundo andino. Un ejemplo de la ceguera religiosa de los primeros curas, fue la campaña de extirpación de idolatrías, donde se enviaban curas investigadores a las comunidades, en donde se interrogaba a la gente sobre sus costumbres y si encontraban que adoraban a la Pachamama o los Achachilas, era enjuiciados por brujería y herejía, en otros casos pueblos completos fueron arrasados por el Cura Pablo José Arriaga, como le ocurrió al pueblo de Mollepampa en el valle de Lluta (ubicado a unos 10 kilómetros a oeste de Poconchile) y al pueblo de Pubrisa (Ubicado entre el Santuario de la Virgen de las Peñas y el pueblo de Livilcar) a comienzo del siglo XVII. A pesar de la permanente investigación de los curas doctrineros de Belén y Codpa, las comunidades siguieron practicando sus costumbres religiosas andinas en la clandestinidad.

¿Qué significa la fiesta de la Cruz de Mayo? y ¿Desde cuando se realiza?. En las campañas de evangelización española, se empleo como principal estrategia el colocar un “Cruz” sobre los templos de los dioses andinos y sobre las cumbres donde se practicaban las ceremonias ancestrales, de manera de simbolizar la conquista religiosa de ese lugar sagrado y esta fue la forma de convertir a nuestros ancestros en “cristianos”. Si embargo, estos nuevos cristianos, “no creían en el cristianismo ni lo entendían pero, por obligación, participaban en los ritos de las primeras iglesias y se convirtió en una costumbre obligatoria”. Lo cual significa, que las fiestas ancestrales dirigidas a los dioses andinos fue vestida con ropas y forma de religión católica, es decir, se reinterpreto la religión cristiana, lo cual demuestra que los españoles nunca pudieron destruir la religión andina, pues el hombre y la mujer andina la escondieron en la propia religión católica; así, el culto al Dios Hacedor Thunupa ó Wiracoha y el Inti Tata se le asimilo a Cristo, la fiesta del Dios del Rayo, se convirtió en la Fiesta de San Santiago, La fiesta del Dios Wari paso a ser la fiesta de San Andrés y los lugares de adoración a la Pachamama, pasaran a convertirse en las fiestas Marianas. Los Carnavales a la Anata; Las fiestas de San Juan y Corpus Cristi pasaron a remplazar a las fiestas del Machaq Mara, pero en esencia era lo mismo; la fiesta a los Santos Difuntos, vino a reemplazar en nombre a otra antigua fiesta de los Achachilas. En el Caso de la fiesta de la Cruz de Mayo, esta vino a intentar reemplazar a una de las fiestas más importantes del mundo andino, la fiesta de la cosecha y la fecundidad de los campos.

Afines del mes de Abril y en el mes de Mayo, gran parte del mundo vive el periodo de mayor alegría, pues los campos se caracterizan por las flores que adornan las terrazas de cultivo y pequeñas chacras, con la papa, el maíz, la oca, las habas, zapallos y frutas en general esta lista para ser cosechada. Debemos recordar que en la Anata, el martes de Ch’alla el abuelo carnavalón y los santos patronos visitan los campos para bendecirlos, siendo una fiesta de pre-cosecha. El cronista Quechua Huaman Poma de Ayala [año 1615], nos dice en que consistía esta fiesta en tiempos del Inka:

“MAIO, AYMORAY QUILLA: En este mes ofrecían otros ganados pintados de todos los colores. En esto de amoral hay otras fiestas (…), dicen hallando una mazorca que nacen dos juntan o papas – y de recoger la comida y llevarlo a casa o al deposito, para guardarse en las cullunas chauays pirua, que son barriles hacen muy mucha fiesta y borrachera, cantan (…). En este mes abundancia de comida; se hinche todas las depócitos y las casas de los pobres y se uecita los yuyos [planta acuática] que an secado y lo que a trauajado para guardar, para que ayga que comer todo el año, para que no ayga hambre en los pobres en todo el rreyno. Tiene esta cuenta en este mes de mayo, Aymoray Quilla.

La Fiesta de la “Cruz de Mayo”, es por tanto una fiesta destinada a celebrar las cosechas y tienen como principal destinatario al Inti Tata (cuando se ofrece incienso mirando hacia el sol en el calvario), la Pachamama, los santos y fundamentalmente a la cruz que simboliza a los dioses ancestrales de cada comunidad, estos los Achachilas (estos representan a los espíritus ancestrales de cada comunidad y pueden ser muchos con distinta jerarquía). Por lo tanto, es una fiesta de mucho recogimiento, fe y alegría donde las familias deben reencontrarse y buscar la armonía entre si y con el espacio sagrado.

Mas informaciones en: Archivo Arzobispal de Lima; Pablo José Arriaga, 1610[1968]; Joseph Bastien, 1978; Bernabé Condori, 1976; Emile Durkheim, 1915; Carlos Choque, 1998; Van Der Berg, 1992; Manuel Marzal, 1989; Luis Millones, 1990; Maria Rostworowski, 1983; entre otros.

lunes, 21 de abril de 2008

Pueblo Aymara y los desafíos para el siglo XXI

Carlos Choque Mariño
Profesor de historia
Magíster en EIB


Durante los últimos 20 años se ha escrito mucho sobre los aymaras y nos han dado distintos orígenes, con variados niveles de logro cultural, mas aún algunos han dicho que no existimos y que somos un constructo, una invención y que gran parte de nuestras “costumbres” y “tradiciones” no son antiguas, sino más bien contemporáneas y por lo tanto no existimos. Como pueblo. Discrepo de estas visiones, pero se debe reconocer que no hemos hecho muchos esfuerzos por aclarar algunos vacíos en nuestra historia. A esto de debe agregar que las necesidades más urgentes que tenemos tiene relación a mejorar nuestra calidad de vida y lograr espacios de representación, lo cual ha sido un proceso arduo y lento, que además, nos ha enfrentado entre nosotros en posturas fútiles y poco provechosas para nuestros derechos colectivos. Y por ello, no hemos tenido el tiempo de indagar y explorar nuestra verdad histórica, nuestra propia versión de la historia. El tema están complejo que año a año se aprueban un promedio de 1.000 millones de pesos para estudiar a los aymaras desde sus orígenes hasta la actualidad, pasando por temas de salud, educación, etc.¿que tanto sabemos de estos estudios?, ¿Cuántos aymaras participan de ellos como investigadores?, no me atrevo a decir que ninguno, pues más de alguien debe estar ahí, no quiero decir que no hay que hacerlo, sino mas bien devolver y retroalimentar a las nuevas generaciones nuestra cultura. Por otro, lado cabe preguntarse por que los profesionales aymaras no han incursionado en estas áreas de investigación, cual es la causa de su desmotivación, tal vez tenga que ver con necesidades mas urgentes en el hogar ó simplemente que estamos tan adscritos a un modelo económico y político, que lo nuestro no están importante. La ausencia de una intelectualidad aymara ha permitido que se elaboren posturas y se asignen contenidos culturales inapropiados a nuestra cultura, inapropiadas a nuestra verdad histórica. Más aún, esta ausencia de intelectualidad lleva a decir a algunos sociólogos y antropólogos no indígenas, que nuestra cultura es A o B, y que es más bien tribal. Esto último es preocupante, pues nos han desprovisto del termino civilización, que a mi entender es un concepto mucho mas amplio y que reconoce los avances tecnológicos y científicos de los aymaras, previa a la invasión española. El hablar de la cultura aymara es no reconocer nuestro pasado, es no reconocer el legado de nuestros antepasados.

Estamos creando cultura, estamos compartiendo bailes y conductas nuevas, lo cual es bueno, pues dinamiza nuestra actual cultura y en cierta manera la revitaliza, pero estamos olvidando las practicas y tradiciones de nuestros antepasados y estamos dejando de lado el un patrimonio intangible e invalorable que se expresa en nuestras canciones, bailes, tradición oral en el olvido. Que están haciendo los jóvenes profesionales en este sentido, creo que no basta con ir los carnavales o la fiesta patronal al pueblo, pues lo que tenemos, nuestras “costumbres” se comienzan a perder de forma irreversible en esta y la próxima década. Es mas triste aún, dado que estas “costumbres” poseen dentro de si elementos y formas rituales que son anteriores a la llegada de los españoles, y que debieron camuflarse en la religiosidad cristiana, debieron enfrentar las campañas de extirpación de idolatrías (campañas sistemáticas de la iglesia para erradicar toda costumbre aymara, mas aún pueblos enteros fueron arrasados por los extirpadores en Lluta y Azapa); debieron enfrentar las consecuencias nefastas de la encomienda y la semi esclavitud indígena de la colonia; las persecución y venganza de los ejércitos españoles tras la derrota de las guerras anticoloniales; nuestras comunidades debieron enfrentar los estragos de las guerras de independencia; la guerra entre Perú y Bolivia en el 1845 y finalmente la guerra del pacifico y los intentos del estado chileno de eliminar nuestra historia e identidad en cerca de 100 años de Chilenización. Nuestras comunidades con sus particularismo y sus propios conflictos logrado aferrarse a lo único que tenían y les daba esperanza, su identidad y sus tradiciones. Debemos reconocer que nuestros abuelos han sido, aguerridos y guerreros, fieles guardianes de sus tradiciones y nosotros estamos olvidando eso, y estamos permitiendo que su sacrificio no valga de nada. Más de alguno pensara que eso es cosa pasada que debemos ser modernos y cambiar, si, podemos cambiar, pero jamás podremos cambiar nuestro rostros y a nuestros padres y abuelos, pues ellos estarán ahí para recordárnoslo.

A fines del siglo XIX el emperador Meiji, realizo una serie de reformas para modernizar Japón y colocarla a la vanguardia de oriente, con un alto costo para su pueblo. Pero de igual forma el acuño, una palabra celebre y hermosa a la vez “…Japón, ahora es un país moderno, tiene vías, trenes, edificios e industrias y vestimos con ropa occidental, pero… nosotros no debemos olvidar de donde venimos y nuestro origen, no debemos olvidar nuestra historia”. Por ello, el día de hoy Japón, es la nación mas tecnificada del mundo, pero a la vez es la que protege de mejor manera su identidad y principalmente a sus agricultores, que son el pilar fundamental del ser japonés.

Muchos nos acusan en la clase dirigente no aymara que estamos inventando todo y de otras barbaridades que no valen la pena mencionar, sin embargo, son los propios europeos quienes han sido el modelo para recuperar nuestra identidad, basta ver como en España, los Catalanes, los Vascos, los Canarios y Andaluces, quieren la autonomía política y otros la independencia, nosotros tan solo aspiramos a tener mas derechos internacionales y mas aún solo defender nuestra identidad en agonía.

Otros ejemplo de cómo en Europa han construido identidad son los siguientes: El soldado alemán en la II guerra mundial lucho por su vida, y no por los idealismo del partido Nazi. Son los mitos los que han colocado a simples personas como iconos de ideológico del Nacional Socialismo que eran inexistentes en el común en la juventud alemana, la cual creció engañaba por una historia y valores que no eran reales. De la misma manera la construcción de la identidad de los Italianos se vaso en elementos indagados en la historia, pues los propios Italianos olvidaron por cerca de 1.000 años su historia e identidad (romana) y solo la comenzaron a recuperar con el renacimiento. Lo mismo a ocurrido en el restos de Europa, dado que ellos han creado un identidad los últimos siglos. El mismo Asterix y Obelix en Francia, el Rey Arturo en Inglaterra y el llanero solitario y los vaqueros en Estados Unidos.

Nosotros somos un pueblo que a lo largo de la historia ha sido profundamente creyente en nuestros antepasados, en nuestra Pachamama, el en Inti Tata, en los Achachilas, en la Luna, el Rayo, tanto así que nuestros ancestros buscaron mil maneras para codificar y ocultar en la nueva fe y en la cultura del español, nuestro verdadero rostro e identidad, hoy tan solo debemos de interpretar sus mensajes ocultos en nuestros tejidos, en los cuentos, en las tradiciones que aún perviven en nuestros ancianos. Somos un pueblo amante de nuestra sagrada naturaleza y de todo lo que lo rodea, sin embargo, hemos olvidado el respeto hacia nuestros hermanos los animales y hemos olvidado como relacionarnos, hemos de buscar nuevamente la armonía con ellos. Somos un pueblo que mira hacia las estrellas y el futuro, pero también mira nuestro pasado cercano, hoy nuestro desafió es conocer y difundir los logros de nuestras civilizaciones aymaras (Tiwanaku y Tawantinsuyu). Valorando nuestro pasado podremos encontrar la armonía y el equilibrio, la armonía que tanto buscaron nuestros ancestros a lo largo de la historia, por ello esta generación es la llamada a desarrollar esta gran empresa.






Jiwasa aymara jaqinakaxa wiñaya
Chachaptanwa kunatsa qhipaxaru
Untasasa, nayraxarusa uñtapxanwa







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sábado, 1 de marzo de 2008


LA GUERRA DE RECONQUISTA INKA: Historia epica de como los Inkas lucharon en defensa de la soberania del Perú ó Tawantinsuyu 1536 - 1572.



El profesor, Edmundo Guillén Guillén , Dr. en Historia , Dr. en Educación y Abogado, ha dedicado su larga investigación para rehacer la historia épica de los incas desde la perspectiva peruana.Es autor de los libros: “Wascar Inka trágico”, la “Versión Inka de la conquista del Perú”, la “Conquista del Perú”, el “Ejército Inka”, “Vilcabamba, la última capital de los incas” (en lengua japonesa) y de numerosos ensayos históricos entre los que destacan el: “Enigma de las momias incas”, “Documentos inédita para la historia de Vilcabamba”, “450 aniversario de la heroica resistencia del pueblo de Tumbes”, “Vilcabamba la última capital del Estado imperial Inka”, “Wila Oma, el intip apun o gran sacerdote y capitán del sol”, etc.En 1976 dirigió la expedición científica que identificó históricamente el lugar donde yacen los restos de la “Perdida ciudad de los incas”, la ciudad de Vilcabamba, la última capital del Tawantinsuyo.


Es una lectura muy importante que debemos difundir, pues el desaparecido maestro Edmundo Guillén (2005), nos lego una obra que no tiene comparación y de gran profundidad para esclarecer la historia de los Andes y nuestra historia aymara. en su obra máxima nos demuestra con exahustivo detalle los acontecimientos sociales, políticos y militares de la heroica guerra sagrada que llevaron acabo los ejercitos Quechuas y Aymaras en contra de la invasión españoles en susecivas campañas militares 1536 a 1572, campañas de agotaron y exterminaron a cientos de miles de guerreros aymaras y quechuas y de otras nacionalidades que defendieron con sus vidas la superviviencia de sus familias y su fé. Sin duda, se desprenden numerosas tareas de la obra del maestro Guillen, que deberan seguir investigandose en estos años.


Carlos Choque mariño

Profesor de Historia





LA GUERRA DE RECONQUISTA INKA


CAPÍTULO I: EL TAWANTINSUYO EN LA DÉCADA DE1520 A 1530.


El estado Inka, en el curso de esta década, confrontaba en su extenso territorio, principalmente, tres grandes problemas. El primero de ellos, su falta de integración política, étnica e ideológica, que hacía de él un gigante con cabeza de oro y pies de barro. El segundo, la pugna creciente entre los linajes y panacas incas por la hegemonía del poder y el tercero, las aspiraciones libertarias de los pueblos conquistados por salir del dominio cusqueño.


Wayna Qhapaq en su largo reinado, no obstante sus esfuerzos políticos por mantener la “paz incaica”, no pudo evitar la sublevación de varias provincias de la región ecuatorial del Tawantinsuyo que fueron severamente reprimidas. Igualmente, no pudo precaver la pugna entre las parcialidades cusqueñas Hanan y Urin que se agudizó después de su muerte en 1529, en el estallido de la rebelión de Atao Wallpa que cuestionó la legitimidad del gobierno de su hermano Wascar Inka.


Estos problemas, con otros secuenciales facilitaron las exploraciones españolas de 1526 a 1528 y posteriormente la invasión misma del Tawantinsuyo en 1531.


1. LAS POSTRIMERÍAS DEL GOBIERNO DE WAYNA QHAPAQ.

Como Se sabe por versiones peruanas y españolas, este famoso Inka fue el afortunado heredero del Tawantinsuyo, el Estado andino más extenso y poderoso de su tiempo organizado por Pachacuti Inka Yupanki quizás desde mediados del siglo XV, que con la conquista de Tupa Inka y las últimas de Wayna Qhapaq,- en la década de 1520- sus límites se extendieron desde el sur de la actual república de Colombia hasta la parte austral de Chile; de la costa, a las profundidades de la selva amazónica y por el sureste, hasta bordear las pampas argentinas.

Sin embargo, este gran Estado Inka, - en la década referida- era todavía estructuralmente débil. Carecía entonces de cohesión política, ideológica y étnica con los pueblos conquistados que mantenían latentes sus sentimientos regionalistas. El Tawantinsuyo antes de la invasión española, era así un gigante con cabeza de oro y pies de barro e interiormente corroído por la ambición de los linajes cusqueños que se disputaban el poder y la hegemonía de su gobierno.

Por ejemplo, Pachakuti Inka Yupanki sacrificó a varios de sus hermanos y capitanes para consolidar su poder. Tupa Inka Yupanki develó la conspiración de su hermano Tupa Qhapaq y aplastó sangrientamente el alzamiento de las Collas para asegurar su autoridad. Después a su muerte o asesinato, las madres de sus hijos Qhapaq Wari y Titu Kusi Wallpa se disputaron a la vez el derecho al gobierno. Derrotado el primero, Titu Kusi Wallpa- adolescente aún- fue reconocido como su legítimo sucesor con el nombre de Wayna Qhapaq y asumió prematuramente el reinado al fracasar la conspiración del Regente Apo Wallpaya, que quiso encumbrar a su hijo en el gobierno del Tawantinsuyo .

Las primeras tareas gubernativas de Wayna Qhapaq fueron la pacificación del imperio y la represión de los pueblos alzados después de la muerte de su padre. Luego continuar con la integración política e ideológica del Tawantinsuyo. Las crónicas dicen que con este propósito, “trabajó mucho” para “mantener quieta la tierra” que se “ alzaba cada día” y que convencido de que su presencia en los pueblos era importante, inició la visita de su extenso territorio para conocer de cerca sus necesidades y desarrollar la producción, para demostrar con la abundancia y los excedentes, las ventajas del gobierno “Waqchakuyay” del Tawantinsuyo y la importancia de la “paz incaica”.

Sin embargo, tampoco pudo mantener esta paz por mucho tiempo. Cuando estaba ordenando las tierras del valle de Cochabamba (Qachapampa) en el actual territorio Bolivia, estalló la rebelión de las provincias de: Quito, Cayambe, Carange y Otovalo, que obligaron al Inka a suspender sus trabajos en este valle y regresar al Cusco. En esta ciudad, preparó la campaña contra las provincias sublevadas y designó a su hijo Tupa Kusi Wallpa (Wascar Inka) como su correinante. Según varios testimonios, el Inka salió de esta ciudad con un poderoso y galano ejército de “doscientos mil hombres” . Los “Hanancusco”, al mando de Auki Tupa y los “Hurincusco”, a órdenes del joven Michiq Waka Mayta. Este ejército dividido en escuadrones de mil hombres repartidos por ayllus y parcialidades, con capitanes lucidamente ataviados con sus armas típicas y estandarte, daban la impresionante visión del poder bélico de Tawantinsuyo. Se afirma que parte de este poderoso ejército estuvo integrado por soldados del Collasuyo que tenían la fama de ser los guerreros más valientes del Imperio .

La campaña Inka fue difícil y sangrienta. Todo su poder se estrelló contra la tenaz resistencia de los Caranges y otavalos quienes lucharon con tanto heroísmo, que Wayna Qhapaq deponiendo su habitual generosidad terminó por reprimirlos severamente para establecer la autoridad Imperial .
Por este tiempo, los chiriguanos de la etnía Guaraní invadieron el Collasuyo. Aniquilaron la guarnición fronteriza del fuerte de “Cuscotuyo” y penetraron hasta la región meridional de las Charcas. Según la crónica de Sarmiento de gamboa, Wayna Qhapaq envió desde Quito al capitán “Yasca” para que con Apu Illakita y Auki Tupa gobernadores del Cusco, organizara en esta ciudad una expedición para echarlos del territorio. La campaña se hizo conexito y los chiriguanos fueron echados de la tierra y se reedificó la fortaleza de “Cusco Turo” o “Cusco Tuyo” construida para la defensa de esta parte de la frontera Inka . E. Nordenskiold, en su estudio sobre la “Invasión Guaraní al Imperio Inka en el Siglo XVI”, confirma esta incursión a las localidades de Mizque y Tomina, - probablemente en 1523- en la que habría participado con otros portugueses, uno llamado Alejo García. De confirmarse este suceso con nuevos testimonios, serían portugueses y no españoles los primeros europeos que penetraron en el territorio de las incas .
Aunque será difícil saber si Wayna Qhapaq o no sobre la presencia de europeos en esta incursión, lo más probables es que este Inka, - según Gracilazo de la Vega- tuviera noticia de ellos desde 1515 que exploraban el golfo de Panamá y con más seguridad, - si entonces vivía- desde fines de 1526, del desembarco español en la Bahía de san Mateo y del salto que hicieron de la balsa tumbesina en la costa ecuatorial de Manabí . Cuando Wayna Qhapaq debía estar preocupado por estas novedades, después de su accidentado recorrido por la costa ecuatorial, le sorprendió la muerte en Quito en algunos de los últimos meses del año de 1526 o en los primeros de 1527 .

La causa y el género de la enfermedad que postró al Inka, no se conoce con seguridad. Para algunas versiones, Wayna Qhapaq murió de la “verruga” contraída en la costa ecuatorial y según otras, de “viruela” o “sarampión” que se habría extendido desde centro América a las latitudes del Tawantinsuyo . Pero cualquiera que hubiera sido la causa de su defunción, a su muerte se asomó la crisis sucesoria en el Tawantinsuyo. El bando de Atao Wallpa sostuvo que Wayna Qhapaq dividió el Imperio entre él y su hermano Wascar. Históricamente esta división no se hizo, como lo demostraron los hechos posteriores . Según la versión oficial Inka, - recogida en la crónica de sarmiento de Gamboa- muerto Ninakuychi, designado sucesor del Inka- según el rito de la “Callpa”- Wascar, su correinante asumió de hecho el gobierno del Tawantinsuyo . El descontento de sus hermanos se produjo de inmediato. Por sospecha de conspiración, Wascar mandó matar a su hermano Kusi Atauchi y a varios de sus parientes acusados de atentar contra su gobierno. De este celo político se salvó Atao Wallpa quien prudentemente se quedó en Quito como Incapratin o gobernador de esta importante región, - según intrigas del cañari Ullco Kolla- para preparar su alzamiento contra Wascar Inka.


2°. DESCUBRIMIENTO OFICIAL INKA DE LOS EXPLORADORES ESPAÑOLES.

Aunque es posible que desde 1526, cundiera en el Tawantinsuyo la noticia que gentes extrañas que recorrían su litoral . En 1528 –por decir oficialmente- los incas descubrieron a los exploradores españoles cuando merodeaba la isla de Puná y fueron conducidos hasta la costa tumbesina para conocimiento de los funcionarios incas de esta provincia .


Este memorable descubrimiento de los españoles por los tumbesinos, significó históricamente el primer encuentro de dos culturas: la andina y la europea, entre un “apu” o funcionario Inka y Francisco Pizarro, exponente del mundo medioeval y renacentista de España. El cronista pedro Cieza de León, reseñando esta famosa entrevista abordo de la nave española, dice que el “apo” (al que llama “orejon” por sus grandes orejas) preguntó a Pizarro, mediante los intérpretes tumbesinos, capturados en 1526:

De donde heran y de que tierra avían venido, qué buscavan o qué hera su retensión de andar por la mar y por la tierra sin para. Francisco Pizarro le respondió que venían de España, donde Carlos, cuyos vasallos y criados eran ellos avían salido a descubrir por aquellas partes como vían y a para poner debaxo de la sujeción de aquel rey lo que hallasen...”.

“Esto y otras sosas dixo el capitán Francisco Pizarro (a) aquel orejón, tanto que él se espantaba de las oir y estuvo en el navío desde por la mañana hasta la ora de vísperas. – Añade el cronista, - que Pizarro en compensación a los regalos de comida y una llama que le habían enviado, mandó que: “le diesen de comer y beber” el vino que tenían, que al apu le pareció: “Una hacha de hierro con que extrañamente se holgó teniéndola en más que si le dieran cien veces más oro que ella pesaba, y diole más unas quentas de margaritas y tres calcidonias e para el cacique (Kuraka) principal le dio una puerca y un berraco y cuatro gallinas y un gallo. Con esto se partió el orejón, e ya que se iba, rogó al capitán le diesen para que fuesen con él dos o tres cristianos porque se holgarían de los ver. El capitán mandó (a) Alonso de Molina y a un negro que fuesen”.

El desembarco de estos dos hombres fue una novedad. Según el mismo cronistas, los tumbesinos se asombraron más, de ver al negro que al hombre blanco al ver sus graciosos ademanes y los requiebros que hacía, su ensortijado cabello y la negrura de su piel cuando de pronto se dieron cuenta de que ésta no era “confacción puesta”, sino natural que no se desteñía con el agua. Molina y el negro, invitados al pueblo, dijeron que se habían quedado sorprendidos de la belleza de sus edificios, del oro y de la plata que muchos artesanos estaban trabajando, de los tejidos que hacían las mujeres y de otras cosas más. Cuando a su vuelta contaron lo que había hacían las mujeres y de otras cosas más. Cuando a su vuelta contaron lo que habían visto, sus compañeros no les creyeron, tanto, que Pizarro para conocer la verdad de lo que decían, envió al soldado griego Pedro de Candia para que como “hombre de ingenio” se informarse de la realidad del pueblo de tumbes, de sus edificios y poblaciones .

La presencia del soldado griego en la playa, -uno de los hombres más altos y robustos de la buena otro espectáculo para la gente tumbesina. Al verlo con su atuendo metálico, su cimera de plumas y rubicunda figura con arcabuz al hombro, imaginaron que era un pintoresco disfraz del extranjero para impresionar al Kuraka y a la multitud de curiosos. Efectivamente, Candia para impresionarlos, pidió que colocaron cerca de él, un grueso tablón para demostrar el poder de su arcabuz. Cuando después de encabalgarlo lo detonó con gran estruendo, el disparo pasó el tablón de una parte a otra como si fuera la “corteza de un melón” dejándolos estupefactos. No así al kuraka quien con atención había observado las maniobras de Candia y para poner al descubierto su artificio, con supuesta ingenuidad, vertió un jarro de chicha (licor de maíz) en el tibio caño del arcabuz para que volviera a disparar con la misma presunción . El saldo, entre confuso y desconcertado con la treta del Kuraka, rehuyó hacer otra demostración pese al clamor de la multitud. Este detalle, aparentemente intrascendente, demostró al extranjero, que los tumbesinos no eran tan cándidos como había supuesto el soldado de Pizarro. Candia, de regreso a la nave, ante la expectativa de sus compañeros, contó que había visto en el pueblo de Tumbes: “Cantaros de plata y estar labrando a muchos plateros y que por algunas paredes del templo había planchas de oro y plata y que las mujeres que llamaban del Sol heran muy hermosas” y otras que tejían finos hilados de lana, además declaró que había visto también grandes sementeras, “ovejas” (llamas) y acequias con agua etc. Y para demostrar lo que supuestamente había observando, trajo pintada en un paño, la traza del pueblo de Tumbes, de su presunta fortaleza y de sus edificios imaginarios, dejando, con su embuste maravillados a Pizarro y a la soldadesca. El historiador Raúl Porras, ironizando el cuento de este soldado, dice que las mentiras de este “bellaco engañador” decidieron de hecho, la futura conquista del Perú .

Pizarro prosiguiendo su viaje por la costa, avanzó en su pequeña nave hasta la localidad de “Santa”(shanta). Desde esta localidad, sin poder seguir al puerto de Chincha, emprendió su regreso a la ciudad de Panamá, para dar cuenta a sus acreedores y detractores, de la buena tierra y de los pueblos ricos que había visto en el litoral, sin sospechar ni remotamente que estos pueblos y esta buena tierra fueron parte costeña del Tawantinsuyo, el poderoso y extenso Imperio del mundo andino. Cieza de León refiere que a su regreso.- Pizarro- a insistencia de una “apu llana” o “capullana” (Kuraka local9, convencido de que no había peligro ni era un ardid, aceptó la hospitalidad de la Kuraka y desembarcó en algún lugar de la costa. Añade el cronista que terminados los agasajos, el capitán español ante la curiosa mirada de los pobladores, tomó posesión de este sitio en nombre del rey de España , sin que la Kuraka entendiera la grave significación de esta breve ceremonia. Después, - según varias versiones – en la costa de los tallanes, Pizarro dejó tres o dos espía españoles para que se informaran de la tierra y a pedido de los curacas del valle de Chira, llevó consigo a varios mozos de la localidad para que a su regreso les sirvieran de intérpretes y conocieran las costumbres de y los pueblos de esta nueva gente .

En marzo de 1528 o antes, Pizarro, con sus compañeros de aventuras, entró en la ciudad de Panamá. El oro y la plata que exhibió con otros objetos, despertaron la admiración y la codicia de sus acreedores quienes olvidando sus reclamos, resolvieron apoyar la conquista de nuevas tierras que había explorado. Un tiempo después, Pizarro, a iniciativa de sus socios Diego de Almagro y el sacerdote Hernando de Luque, con Candia y Soralucre viajó a España para dar cuenta de su “descubrimiento”al emperador Carlos V y para pedirle que autorizara la conquista de la “provincia del Perú” , nombre con el que empezó a llamarse al Tawantinsuyo Inka.

Entre tanto, los curacas y funcionarios incas del litoral debieron avisar a Wascar Inka y al príncipe Atao Wallpa, sobre la llegada a la costa de esta gente extranjera que navegaba en una “casa de madera” flotante. Aunque no se conoce la reacción de Wascar Inka sobre esta novedad, de la confusa versión de Titu Kusi Yupanki, parece desprenderse que Atao Wallpa habría conocido y tratado a dos de los espías españoles dejados en la costa y que cuando les preguntó por el libro que traían, éstos le respondieron que era: la “quilca (escritura) de Dios y del rey”.

De Todas maneras, ni Wascar ni Atao Wallpa sospecharon entonces que estos forasteros de pigmentación blanca, con vestidos y armas extrañas que simulaban “paz y amistad”, fuesen en realidad la vanguardia conquistadora de otra potencial militar, que después regresarían expresamente para disputarles el gobierno de la tierra.


3° LA GUERRA CIVIL O PACHAKUTIRANA INKA.

En 1529, mientras Francisco Pizarro gestionaba en La Corte española la autorización oficial para conquistar la llamada “provincia del Perú”, estalló en Quito la insurrección del príncipe Atao Wallpa , el “Pacchakutirun Inka”, al que Guaman Poma llama también: “Aucacunascan Pachacutiscan Pacha” o la sexta de la cronología andina del Perú (1936; 911). Aunque las causas de esta guerra no son claras, por las versiones toledanas de pedro Sarmiento de gamboa, Miguel Cabello Valboa y Fray Martín de Murúa, se colige que su entraña fue eminentemente política; la lucha por el poder entre los linajes incas . Dentro de esta perspectiva la causa inmediata, el detonante político, habría sido el cuestionamiento de la legalidad del gobierno de Wascar Inka por su hermano Atao Wallpa quien le negaba el derecho de suceder legítimamente a su padre Wayna Qhapaq.

Los episodios de esta guerra, descritos por los citados cronistas toledanos, prueban la encontrada lucha entre los hermanos. El cronista peruano Juan Santa cruz Pachakuti Yamki Salqamaywa, culpando a Wascar Inka de esta guerra, dice que ésta se originó por sus desmanes, por atentar contra el culto a los muertos y ser irrespetuoso con el personal que servía a la deidad solar, entraña religiosa de esta guerra, como acertadamente lo presume el historiador peruano F. Pease.

Compendiando las versiones sobre este n Pachakutiruna Inka, se constatan en su sangriento desarrollo dos grandes etapas: la primera, desde la insurrección de Atao Wallpa en 1529, hasta la tregua de Kusi Pampa (en este año se afirmó en Toledo la Capitulación que autorizaba la reconquista de “la provincia del Perú”); la segunda, desde el rompimiento de la tregua de Kusi Pampa en 1531 hasta el derrocamiento de Wascar Inka en la batalla de Kotapampa, en agosto de 1532 .


4° EL GOBIERNO ESPAÑOL AUTORIZA LA CONQUISTA DEL PERÚ.

La capitulación suscrita en Toledo el 26 de julio de 1529 por su contenido y objetivos, constituyó de hecho una tácita declaratoria de guerra de España al Tawantinsuyo o Inkapacharuna, que en este documento aparece con el nombre de “provincia del Perú”. en efecto, de su contexto legal, se desprende en rigor histórico, que la conquista del Tawantinsuyo fue resuelto de esta guerra sorpresiva de España contra el Perú y no de la hazaña de un puñado de “aventureros” contra “indios anónimos”, como erradamente aparece en algunos manuales de la historia. Guerra de España contra el Perú, la cual no acabó en Cajamarca, como falsamente se afirma, sino que como probaremos después, terminó épicamente en 1572.

En el primer párrafo de esta Capitulación dice:

“Doy licencia e facultades a vos dicho capitán francisco Picarro para que por nos en nuestro nombre e de la corona real de castilla podáis continuar el dicho descubrimiento conquista e población de la dicha prouincia del Perú hasta doscientas desde el pueblo que en la lengua de los indios se dice teninpulla y que después le llamastes santiago hasta llegar al pueblo de Chincha que puede aver las dichas doscientas leguas de costa poco más o menos” .

Por esta cláusula y otras que la completa, la empresa privada de Pizarro y sus socios se transformó en una empresa oficial de España para conquistar el Perú , territorio que caían en la parte del continente americano que le había adjudicado el Tratado de Tordesillas de 1494. Por esta capitulación, Francisco Pizarro jefe de una mesnada aventura, se convirtió en el representante legal del rey de España con los cargos de capitán general y gobernador, de Adelantado y justicia mayor, con la facultad de reclutar gente y asumir la dirección de la guerra, con solamente la obligación de “pagar” al tesoro real el “quinto” del oro y otras cosas que tomase de “cualquier manera” .


El gobierno español, para justificar la agresión al Perú, ordenó a Pizarro y sus capitanes, - que antes de atacar- leyeran a su futura víctima el texto del “Requerimiento”, - según R. Porras- mezcla de “arenga guerrera y homilía” que terminaba con una exposición teológica e intimidatoria en la que se exigía que de inmediato reconocieron la autoridad de la iglesia y del rey español, con la amenaza:

E sy no hiziéredes o en ello dilatación maliciosamente pusyéredes certificados que con la ayuda de dios nosotros entraremos poderosamente contra vosotros y vos haremos guerra por todas las partes y maneras que pudiéramos e vos sujetaremos al yugo e obediencia de la iglesia y de sus majestades e tomaremos vuestra personas y de vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos y como a tales los venderemos ...e vos haremos todos los males y daños que pudiéramos como a vasallos que no obedecen...y protestamos que las muertes y daños que de ellos se recreciere sea vuestra culpa y no de sus majestades...” .

Francisco Pizarro, con estos poderes, reclutó alguna gente en España y en Panamá. En esta ciudad, se conoció con capitanes y soldados que había conquistado Guatemala y otros pueblos, sedientos aún de honra y fortuna. Con estos nuevos compañeros en 1531, formó un pequeño ejército con gente plebeya y cierto número de hijodalgo pobres, unos letrados y otros analfabetos .
El año de 1529- el penúltimo de ésta década- resultó así crucial para la historia del Perú Inka o Tawantinsuyo. El 26 de julio, Francisco Pizarro recibió la autorización real para conquistar el Perú. , mientras que en algunos de los meses de este año, Atao Wallpa se alzó contra Wascar Inka para disputarle el gobierno imperial. Hechos trascendentales, que históricamente resultaron ser el talón de Aquiles del Tawantinsuyo y condicionaron posteriormente la fácil penetración española hasta la ciudad misma del Cusco. Esta década termina así, como el anuncio trágico de los graves sucesos que se producirían en al siguiente década de 1530 a 1540.